¿COMO SE FORMA LA CELULITIS?

miércoles, 20 de agosto de 2008

Cuando se oye hablar de la celulitis, la mayoría de la gente cree que se hace referencia a la acumulación de grasas en diversas zonas del organismo. Aunque sea un término utilizado alegremente por todo el mundo, incluso por algunos médicos, en realidad su uso no es correcto.

La celulitis se consideró primero, ya a principios de siglo, como una inflamación. De ahí el sufijo itis. En medicina, la terminación itis significa "inflamación": bronquitis (inflamación de los bronquios), gastritis, apendicitis, etc.

En aquellos tiempos sólo acudían a la consulta las mujeres que padecían celulitis dolorosa, por lo que se pensó que se trataba de una inflamación del tejido celular subcutáneo, pero luego se comprobó lo incierto de esta teoría. La verdad es que hay algunas celulitis dolorosas, pero desde el contexto estético la mayoría no lo son y de ahí que muchas pasen inadvertidas en sus fases iniciales.

Tras ese descubrimiento, la medicina le dio otro enfoque al problema y dijo que la celulitis era una lipodistrofia, o sea, una alteración de la distribución local de las grasa, pero hoy sabemos que tampoco eso es cierto. Es muy frecuente que la celulitis vaya acompañada de adiposidad, pero no es obligatorio y hay celulitis que no comportan adiposidad. No están estrictamente relacionadas.

Desde hace unos años la celulitis se considera un trastorno circulatorio a nivel local; para comprender mejor cómo se produce, vamos a imaginar que la zona subcutánea, o sea la situada bajo la piel, es como una piscina llena de agua y que en ella hay redes y peces.

Imaginemos que son las fibras fundamentales de las que disponemos en esa zona, es decir, el colágeno y la reticulina. Entre ellas hay unas células de las cuales nos interesa destacar el fibroblasto y el adipocito. El fibroblasto es la célula que va a producir el colágeno, y el adipocito, la célula grasa.

Por tanto, tenemos: las redes, las células y un líquido. ¿Qué es ese líquido? ¿De donde procede?

Llega de la sangre, del plasma, tiene una entrada y quizá dos salidas. Es la parte arterial la entrada, las arteriolas, y la salida por las venas, las vénulas y los linfáticos, que lo van a llevar a los ganglios y va a desaguar. La piscina tiene un fondo, que son los músculos, cuyo interés es considerable en el terreno de la celulitis.

¿Cuál es entonces la situación normal de este esquema didáctico?

Tenemos por un lado, las redes normales de colágeno y elastina, con sus células normales, fibroblastos que producen colágeno y adipocitos que tienen grasa; luego un líquido que es el que empapa toda la red y las células y el que lleva la nutrición por una parte y saca los detritus (anhídrido carbónico, exceso de agua, urea, potasio, etc.), por otro. Y así funciona todo a la perfección, hasta que comienzan los problemas, que pueden ser de diversos tipos.

Por desgracia, en medicina las cosas no son tan simples, como algunos nos quieren hacer ver. La química y la física del cuerpo humano son sumamente complejas y las cuestiones se encadenan. Por eso no hay fórmulas mágicas que resuelvan los problemas.

He de seguir aún tratando de desarrollar de forma clara este asunto porque es fundamental el conocimiento de lo que ocurre bajo tu piel si quieres comprender seriamente la celulitis.

De todas las células de las que hemos hablado sólo puede enfermar una de ellas, los adipocitos (las células grasas).

Y el adipocito puede ser patológico por dos motivos: o porque hay demasiados o porque los que hay aumentan su contenido en grasa (adiposidad). Y aunque adiposidad y celulitis son cosas distintas, la verdad es que están muy relacionadas, y en muchos casos donde hay adiposidad, también hay celulitis.

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